En la actualidad, estamos avanzando hacia lo que llamamos la “era del conocimiento”. Este nuevo paradigma ha transformado la naturaleza del trabajo y la forma en que se estructuran los equipos. A diferencia de la era industrial, donde los puestos de trabajo eran intercambiables y cualquiera podía realizar cualquier tarea, hoy en día los roles son cada vez más específicos y requieren habilidades precisas.
En el pasado, la economía de escala permitía que una persona con habilidades generales pudiera desempeñar múltiples funciones. Sin embargo, la llegada de la era del conocimiento ha cambiado esto drásticamente. Ahora, un empleado puede tener un conocimiento profundo sobre un área particular, incluso más que su jefe, lo que resalta la importancia de la especialización.
Este cambio ha generado un nuevo enfoque en la gestión. Como señaló Rubén Caligari de Petrobras, los gerentes han dejado de ser autócratas para convertirse en facilitadores. Hoy, un buen líder reconoce que no lo sabe todo y está dispuesto a apoyar a su equipo, brindando recursos y orientación. En este contexto, el conocimiento especializado de los empleados se vuelve fundamental para el éxito de los proyectos.
Los desafíos actuales son complejos y requieren la colaboración de diversos expertos. La especialización permite que cada individuo aporte un conocimiento valioso, y el verdadero reto ahora es lograr que todos trabajen en conjunto hacia un objetivo común.
Henry Ford solía decir: “Si fuera por mí, compraría nada más que las manos; pero, lamentablemente, vienen con una cabeza incluida”. Esta frase refleja la lógica de la economía de escala, pero en la era del conocimiento, es crucial reconocer la importancia del conocimiento y las habilidades que cada individuo aporta.
No todo el conocimiento tiene el mismo valor en el mundo empresarial. Existen habilidades que no contribuyen significativamente al éxito de una organización. Por ello, ha surgido la gestión del conocimiento, una estrategia que busca capitalizar lo que las personas saben, tanto lo explícito como lo tácito. Cuando estos activos intangibles están al alcance de todos, pueden impulsar decisivamente el logro de los objetivos estratégicos de la empresa.
En resumen, la transición de perfiles generalistas a especialistas es un fenómeno clave en la era del conocimiento. La capacidad de colaborar y aprovechar el conocimiento colectivo se ha vuelto esencial para generar ventajas competitivas en el entorno empresarial actual.